Sabía que podía ocurrir y, una vez más, a vuelto a pasar aunque no te puedo negar que en esta ocasión tenía más esperanzas, mas ganas de hacer lo imposible por ganarme el derecho a ser feliz, a pesar de todo y de todos. Pero quizás por el cansancio de tanto pelar contra corriente y tanta batalla perdida sabiendo de antemano que no supone mas experiencia para poder ganar la siguiente batalla, desde estas líneas te puedo decir adiós y, esta vez, para siempre, poniendo como testigo este mismo testimonio, prueba de mi rendición sin condiciones.
Estoy cansado de soñar despierto con tantos sueños que acaban siempre colgados de la realidad tan cierta y palpable como los mismos reveses de este absurdo juego por el que seguro muchos idealistas o quizás mas decididos, serian capaces de dar incluso la vida. Pero esta, mi querida niña, es lo único que realmente poseo y puedo decir que es totalmente mía tomando mis propias decisiones, cometiendo mis propios errores, cayendo tantas y cuantas veces sea preciso, pero en un campo de juego en el que prefiero estar solo y seguro antes que seguir dando palos de ciego por derribar los muros que te guardan.
Hoy puede ser la siempre apreciada opinión de quienes te rodean y seguro te quieren, incluso sepan mejor que tu misma lo que realmente te conviene, necesitas o precisas y, puede que mañana, sean otras las voces que te susurren al oído todo cuanto tu no has querido oír por acallar tus propios temores o dudas. Por eso creo, quiero, sea este el mejor momento para poder despedirme de ti sabiendo que tanto tu como yo seguiremos nuestros caminos sin mirar nunca más atrás ni dejar, en mi caso, que las lágrimas eviten vislumbrar mi camino hacia adelante. Ya sabes, “un paso atrás, ni para coger impulso” y seguro que en poco tiempo entenderás esta decisión, por los tuyos, por ti y por mi. Siempre te querré, esto si te lo puedo prometer.
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