Páginas

15.11.06

Diario de un insomne (3)

Cuentan que por las noches, mientras dejamos reposar nuestros cuerpos, nuestras almas viajan más allá del mundo material para renovarse y, por unas horas, limpiar nuestro ser espiritual de tanta negatividad acumulada durante el día. Que incluso, si estábamos en paz con nosotros mismos y nuestro entorno, alguna vez podríamos visitar ese mundo maravilloso donde todo es luz, el aire fresco, limpio y brillan colores que jamás podríamos imaginar.

Naturalmente solo unos pocos han logrado acceder a ese mundo llevados en volandas por sus propios cuerpos astrales, en un vuelo maravilloso partiendo desde la misma noche hasta ese increíble mundo de luz sin sol. Pero esos pocos que lo lograron, a su regreso y tras despertar, solo recuerdan su viaje como un sueño, incapaces de explicar todo cuanto han visto y sin forma de reproducir esos colores, sus brillos y tonos. Así pues, muchos de estos mismos afortunados, en su empeño por regresar a ese reino de la luz, viven según unas normas no escritas ni reflejadas en códice alguno pero latentes en sus corazones, guiados por el amor, la paz y felicidad que son capaces de contagiar a todos cuantos, aun sin saberlo, buscan ese mismo viaje al reino de la luz, en medio de la oscuridad de la noche.

Pues lo cierto es que a estas alturas, me conformaba con poder cerrar los ojos y mantenerlos de esta guisa durante al menos ocho horas, sin sobresaltos o viajes inesperados por esos mundos extraños. Encima que ya me cuesta atrapar al Morfeo de las narices como para encima tener que perseguir fantasías o aterrizajes a oscuras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te decía que...