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17.12.06

Esperando

Alguna vez has tenido la sensación de que algo gordo, sin saber si bueno o malo, está apunto de ocurrir sin lograr apartar esta sensación e incluso esperando su llegada como quien espera en el anden un tren que te lleve a cualquier parte, sin importar lo más mínimo donde te lleve. Pues así llevo estas últimas semanas, esperando.

Si bien es cierto que en estas últimas semanas si he recibido algún que otro mazazo, bueno y malo, como pasar por las pruebas clínicas que al final han desechado el cáncer y esta experiencia ha sido francamente una frontera entre el antes y el ahora, quizás entendiéndolo como una tercera oportunidad. Me he reencontrado con la mujer que años atrás era el amor de mi vida, para seguir siéndolo y después de muchos, te garantizo, muchos años. Además de las malas noticias sobre el estado de salud de mi padre empeorada si cabe por el desánimo provocado por la necesidad de ingresar a su mujer, mi madre, por el Alzheimer galopante. O incluso la precaria situación por la que pasamos mi hija y yo en estos mismos momentos.

Pues a pesar de todo eso, que vaya añito que llevamos, sigo con esa sensación que te comentaba al principio de esta nota, continuo con la misma sensación y la seguridad de ese momento, de esa llegada, ya sentado al borde del mismo anden mientras juego golpeteando con los talones mi asiento y observo el paso de cada día como un loco convoy integrado por las 24 horas como 24 vagones cargados de minutos y segundos sin detenerme en ninguno de ellos, solo observando su paso.

Ya te contaré cuando llegue lo que tenga que llegar.

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