Un año más, al son de las voces dulces de los niños y niñas de San Idelfonso, hemos recibido una patada de la Diosa Fortuna en el culo, tirando por los suelos todas las esperanzas depositadas en esos “billetes hacia el cielo”. Así las cosas retornamos a la realidad y la pobreza de siempre, en esta mi España, después de que todos (incluyendo a vascos y catalanes, que para esto y el cobrar el paro son también muy españoles) por igual y durante el mismo espacio de tiempo, hemos soñado con un baño de millones que nos dorara los oxidados sueños de siempre.
Pero, como decía al inicio, un año más la mayoría nos hemos quedado con las ganas maldiciendo la suerte y acabando el sorteo con la ya típica sentencia que tanto nos auxilia, “no nos ha tocado la lotería, pero por lo menos, tenemos salud”.
Felicidades a los afortunados y mucha salud para el resto. Además, todavía nos queda el Sorteo del Niño.
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Te decía que...