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30.7.23

Y de pena nos martiriza!!

Mi madre me decía, de tarde en tarde, sin venir a cuento y entre suspiros dramáticos "A esta edad, ya solo se asisten a funerales. Solo se llora de pena y se tiembla por miedo..." Era imposible preguntar la causa de su "quejido" o lamento.

Y hasta hace poco no he entendido aquella sentencia suya, tan suya y tan drástica, cuando, nos llegó la noticia del fallecimiento de un conocido -para muchos- amigo -para los menos, acordando asistir a su despedida tan formal y medida, propia de la funeraria de turno y acortada por la aseguradora del finado. -Dicho sea, que a este paso, los sinvergüenzas de estas aseguradoras y "sus enterradores", acabarán por cobrarnos eso que nos roban por nada-

En esos "eventos" era típico acabar entre referencias -siempre buenas- al finado, chascarrillos de  sus cosas y experiencias -exageradas- vividas con el. Y de igual forma, siempre alguno de los invitados lanza la frase del "no somos nada", "dejo de sufrir" "ahora está en un lugar mejor" y, la mejor, "que Dios lo tenga en su gloria". Estas cantinelas no consuelan a nadie por resabiadas y casi dan ganas de espetar las contras que se ocurren por acabar con tanta tipiquitez típica. Y ya entre los vivos, con la copa de turno, de igual forma siempre alguno de los restantes se enfunda la lógica sobre las edades del ser humano y su correspondencia del paso del tiempo, con la asistencia a cumpleaños, bodas, bautizos y la llegada a los funerales. 

Y me toco esta última fase, aunque desde la distancia y sin librarme del dolor que nos aportan los recuerdos, los vividos con esa persona  y los propios y secretos

Antes dolía Doña Carmen y, a pocas semanas de hoy, Doña Mª Antonia, Don Carlos -sinvergüenza de gran corazón- y algún otro, simplemente sinvergüenza que, en su escala a la gloria, seguro robó los escalones, apostaría, disfruta del infierno

A los primeros, mi cariño, mi respeto, mi seguro dolor sincero y la seguridad de recordarlos entre las risas de aquellos días compartidos y, ya entre prisas o lentas disputas, siempre con añoranza sobrante de cariño. Y ya de paso, lamentar no haberlos acompañado, ni haber cantado sus loas ni llorarles de cuerpo, el mio, presente

Hasta siempre! Vuestro AMIGO y admirador, el interesado