Vivimos tiempos convulsos, revueltos a mano batiente desde el centro del poder político, desde donde se supone que se debe proteger a los ciudadanos.
Vivimos malos días y peores noches, de pesadilla, sin pegar ojo ni echarnos en cama alguna, gracias a los que se les supone la responsabilidad de blindar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. De todos los ciudadanos, sea cual fuera su color, creencia, religión, sexo ni condición
Vivimos sin vivir, con el constante temor en un futuro al que pocos prestan un ápice de credibilidad, envuelto en aquel pasado que creíamos pasado y, que ahora juega a regresar de la mano de la conveniencia de un régimen en busca de eternizarse, huyendo de su propia misera
Y entre una cosa y otra, entre pesadillas y juego sucio, nosotros, el pueblo, permanecemos impasibles, acobardados por la amenaza de un loco sociópata Pedro Sánchez Pérez-Castejón y su circo de enanos recrecidos, que a conveniencia, sacan cadáveres de la guerra civil, el revanchismo entre iguales, agita el odio olvidado, reanima al dictador o nos amenaza con el regreso a aquella guerra entre civiles
Y, entre una cosa y otra, la casta, los políticos de profesión de todos los colores y credos, nos demuestran que para ellos, lo primordial son ellos mismos y sus circunstancias. Su bienestar, su buen vivir, su bien disfrutarlo, sus familias y mas amigos y, a esos que los colocaron, que les den mucho por donde amarga el pepino
Populares, ultras de una y otra acera, reaccionarios de salón, verdes tirando a rojo, idealistas de boquilla con discurso aprendido y repetido, juegan al juego del momento según deciden entre ellos, sin jugarse mas que el momento del discurso. Con la seguridad de esos cada cuatro años, cuando salen de sus madrigueras para expandir sus mentiras, lisonjas y cuanto entiendan les pueden llevar a otros cuatro años de buena vida, de vivir sin trabajar, de sueldos y sobre sueldos y actuaciones en ese teatrillo, en su día "sede de la soberanía del pueblo"
Esos mismos de la casta pública, alejada de la realidad de los españoles y, que ahora, justo ahora, solo piensan en los tediosos plenos, en pulsar el botón que les ordenan, en sus almuerzos lujosos pagados y, en quien sabe que pero seguro no en las soluciones para el pueblo. Son casi como prostitutas muy bien pagadas por un postor que los utiliza con la seguridad de lograr el placer prometido y, su sede, en el gran prostíbulo nacional
Con ellos, detrás siempre o debajo de ellos, de los señores de la casta, sus sindicatos ejecutores y sus voceros que, a modo de pregoneros sobre pagados, venden cuanta propaganda sea preciso. Juntaletras sin honor, palmeros de medios, mercenarios de la mentira, mensajeros de la Moncloa, de Ferraz o de Génova, sin otra ideología que el nuevo lema nacional, "Todo por la pasta"
Esta es la nueva España y, nosotros, los cobardes aborregados del momento
No hay comentarios:
Publicar un comentario