...Sueños

El camino comenzaba a los pies de un gran arbol, seguro imposible de reconocer en guía botánica alguna, dando paso a un bosque tan oscuro como la misma noche y sin embargo plagado de todo tipo de plantas, arboleda y sonidos que erizaban hasta los pelos de la nuca. Aún no se porqué, haciendo caso omiso al pánico que me hacía temblar hasta las piernas, comence a adentrarme en esa oscuridad con la seguridad de no poder retornar jamás sobre mis pasos o encontrar salida alguna. Supongo que pudo más la curiosidad.

Ya con el primer paso dentro del camino, tras pasar aquel primer arbol imposible, la oscuridad me rodeo, como si una puerta se cerrase tras de mi, a la par que al fondo comenzaba a mostrarse una tenue luz que fue poco a poco marcando la dirección que debía seguir. Un paso fuera de esa misma dirección y un manto de osucridad me envolvía hasta regresar atras no sin grandes esfuerzos, tropezando en la oscuridad con lo que se me antojaban ramas caidas, piedras cubiertas de verdín o ramas que no cesaban de golpearme quizás castigando mi osadía por abandonar el camino trazado. Una y otra vez intenté salir de aquel camino señalado unicamente por la luz ya casi cegadora. La escena quizás yacía en mi subconsciente retazo de alguna película o fotografía, ahora tabn real para mi como el dolor que sentía en cada intento por alejarme de aquel camino, reconociendo que mi tozudez comenzaba a resultar cuando menos irracional por el empeño en alejarme de la dirección ya trazada y segura, a pesar de la desazón que me provocaba.

Paso a paso, golpe tras golpe, caida tras caida, recorrí no se cuanto camino hasta que la misma luz resultaba tan cegadora que hacía más tortuoso continuar en su dirección que mis repetidos intentos por salir del mismo sendero, hasta, no se en que momento o porqué, decidí detenerme gritando al silencio mis miedos y dudas... La luz se adueño del entorno y, justo entonces me desperté al sentir los primeros rayos del sol directamente en la cara, quizás la luz maldita al fondo de aquel camino.