Y esto no es más que una forma de disculparme por no hacer referencia a mi reciente estancia en el Pueblo de todos los Pueblos, que ha avanzado tanto que ya tienen incluso un alcalde apartado del cargo por no se cuantas denuncias, (aunque el sigue por la calle tan pancho y de güisquis con su hermano en el Pub de turno, que vergüenza no tiene) un presidente del club de Fútbol local presuntamente inmerso en otras tantas cosas y, bueno, entre todos lo mataron y el solito se murió, gracias en parte al “pasotismo” de mis gentes, dejando de ser un pueblo con más futuro y el de la misma provincia, para quedarse con las migajas o desperdicios de los ya embarcados en pos de ese mismo bienestar y el desarrollo para su gente, como Jerez de la Frontera, Cádiz (que dicho sea de paso está para ahogarse en esa “Tacita de Plata, más plateada que nunca”), San Fernando, Rota o Puerto Real.
Pero dejando de lado los lamentos por tanto chorizo venido a más Chorizo, he disfrutado como un enano de cada segundo que estado en ese cacho de cielo en esta puta tierra y de cada una de las gentes con las que he tenido el enorme placer e incluso honor en algunos casos, de compartir momentos, siempre cortos. Me he reencontrado con tantos y en tantos momentos que solo podría perderme entre las emociones de los aún frescos recuerdos y la pena que ahora mismo me ahoga.
Eso si, D. Juan Cebrian, D. Manuel y Enrique Lechuga, D. Pedro Lara, D. José Ignacio Delgado “Nani”, D. Javier Cobos, D. Ramón, etc... Gentes y señores de primera al mas puro estilo de cada uno de ellos. Mención a parte a la familia por evitar la zozobra, acongojo y más pena, penita, pena... Eso si, ahora que me he quedado más solo que la una, Pipo y yo regresaremos prontamente y, esta vez, definitivamente, seguro. Así que, “hasta pronto Puerto”.
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