De Reina, entre Reinas

Un fin de semana perfecto, es el resumen más resumido que se me ocurre de estos tres últimos días en compañía de María José y mi hija. ¡Joder, que fin de semana!

Viernes, a primera hora, al aeropuerto, con mi hermana “May” al volante, (al fin y al cabo el coche es suyo y nuevo), a recoger a María José, que llegaba a mi lado vía Sevilla. Una buena singladura de ida, gozando de una buena conversación desenfadada, hasta llegar al aparcamiento del mismo aeropuerto, donde peleó cual valiente paladina contra pilares y recovecos hasta decidir esperar a pié de coche, por si acaso. De mi reencuentro con ella, con María José, mejor lo dejo a tu imaginación y espero que tengas mucha imaginación.

Tras dejar la maleta en “la casa”, una rápida escapada a la calle, aprovechando hasta el último minuto, visita a unos compañeros y el escenario del Carnaval, (donde logramos hacernos con unas entradas para el Acto de Elección de la Reina del Carnaval, que se celebraría esa misma noche en esa plaza), unas tapitas y a “la casa”. Joder ya habían pasado mas de cuatro horas desde su llegada y, en fin, teníamos otras tantas horas hasta la llegada de mi hija María, que cosas de las casualidades, este fin de semana lo disfrutaría con nosotros. Una llamadita a unos amigos y velada organizada. Solo comentaré que lo pasamos francamente bien y no solo por el espectáculo, diversión, murgas y comparsas. Rodeado de mis Reinas me sentí el vasallo más afortunado del mundo y parte del extranjero.

El sábado, madrugando a pesar de las altas horas a las que nos rendimos, un paseo sin prisas, unos rules de tiendas y Montaditos variados, de regreso a “la casa” por aquello de descansar los “pinreles” y vivirnos un poquito mas, perdiéndonos en una tarde de cine al más puro estilo de los últimos DVD´s, despidiendo la jornada con unas pizzas y unas cañas entre risas, anécdotas, y sueños en voz alta, sacando a cada minuto el máximo jugo posible sin necesidad alguna de mirar el reloj ni más prisas que las normales por no dejar enfriar las viandas o dejar calentar las cañas.

Esta misma mañana un buen paseo por la playa de Las Canteras, disfrutando de cada paso bajo un sol de justicia. (Dicho sea de paso, sin poder recoger las piedras que nos encargó Rocio por la altura de la marea y virulencia de las olas, pero acordándonos de ella y sus piedras), para finalizar con unas fotos típicas en la zona y, ya de regreso, hacer una demostración de mis dotes culinarias, chupándonos hasta los nudillos con aquel “Bacalao con Tomate”, regado de un buen vino, para acabar con un café recién hecho, unos minutos de reposo y seguir sin mirar relojes ni mas prisas que las ya referidas. Omito despedidas seguro que sin necesitar mucha imaginación podrás llegar a imaginar.

Ahora, a estas horas y ya retomando la rutina entre estas cuatro paredes, D. Pipo y yo nos miramos, tras haber disfrutado un fin de semana entre Reinas, sin dejar que de nuevo la soledad nos venza el ánimo ni permitir que tanto buen momento se pierda entre pesar alguno, esperando solo las buenas nuevas de la una y la otra ya en casa, sanas y salvas.

¡Joder, que fin de semana!