Se acabó “La Feria del Vino Fino” y, a pesar de las circunstancias que no nos han permitido disfrutar de tanto como teníamos a mano, al menos puedo decir que he gozado bailando con mi hija, perdiéndome en la cintura de María José y gozando de las cosas más simples, desde un brindis entre copas de plástico hasta unas tapas típicas y tópicas de tortilla española, caracoles, pimientos fritos y, como no, “musho pico”.
Hemos caminado entre lunares ceñidos a cuerpos que quitan hipos deslumbrados por tanta mirada, de fondo oscuro como el pozo de los deseos, blindadas con sonrisas blancas entre labios rojos, con miedo casi de enredarnos entre tanto fleco, largos cabellos y flores de tela, perdidas entre tantas rosas. Caminamos entre caballos y tiros tan esplendidos como el entorno y me he llegado a marear entre tanto farolillo, tantas luces, aromas, olores, griteríos, músicas y sintonías.
Además y a pesar de todo, incluso las niñas de mis ojos, todas ellas, han salido del recinto ferial con el obligado peluche (unos más de moda o mas actual que otros) pero todos ellos prueba de nuestro paso por esta feria, fiesta de fiestas, donde ves a esos que nunca encuentras y saludas a todos cuantos te sonríen. Por si acaso!
Seguro que el año próximo, si Dios quiere, estaremos mejor preparados y hasta D. Pipo podrá bailar sevillanas, que yo ya hice la cosa y no tan mal, “si se me permite la observancia”.
1 comentario:
siento que las circunstancias no nos hayan dejado disfrutar todo lo que nos hubiera gustado. Creo que teníamos tantas ganas..., tantas ilusiones y tantos deseos, que.....
bueno que yo he disfrutado como nunca bailando contigo, y subiendome a los cacharritos y como no, con mi gran peluche. Gracias por todo. te quiero.
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