Cansado de tanto sudar y tanto roce entre las piernas por esto de “la calo”, la pasada tarde y gracias a “una donación” desinteresada, me he colocao una falda – complejo el sistema de amarre- muy ligera de lino azul, cruzada y, porque no decirlo, además de muy fresquito me queda muy bien, a pesar de las canillas canijas, blanquecinas y medio peladas de tanto pantalón y tanto roce.
Conste que no incluyo una imagen con estas pintas por no herir tu sensibilidad y reconozco que siempre he deseado, ya desde que rodeaba mi cintura con la toalla tras la ducha o ante las imágenes de los escoceses –chorradas sexistas a parte-, vestir esta prenda tan fresca dejando al aire y bien resguardadas, cuantas partes los hombres solemos atrincherar entre braguetas, calzones y perniles por muy anchos, cortos o angostos que los vistamos.
Así pues, consciente de lo que escribo, anuncio la “falda masculina” como próxima tendencia de verano–que ya veremos si aun para este mismo-. Lo peor es soportar la burla de rigor de la mente estrecha de turno sobre si si o si no llevas nada debajo de esta prenda y como mejor respuesta la más natural...”siempre llevo lo que llevo colgando”, aunque más libres y fresquitos. ¡Que puñetas!
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