Sigo con eso de mis “Memorias de Piedra”, que si no recuerdo mal ya contaba unos días atrás y, por si acaso, te recuerdo... Cuando paseamos por la orilla de esta esplendida Playa de la Costilla –Villa de Rota, Cádiz, un rinconcito en la bahía del mismo nombre- y encuentro una piedra o canto rodado, incluso conchas, pues me quedo mirándola y según me asalte una forma, un dibujo o “cosa” pues que lo plasmo en ese cacho de “memoria” y... Vale, lo del nombrecito tan rebuscado es por aquello de tener cosas que casos, momentos, personas, luces o sombras me recordaran con solo mirarla, la cosa, digo. Así además tengo recuerdos de este rinconcito de mi tierra y me ahorro los caros y en algunos casos pésimas muestras de gusto que denotan algunos souvenir de la zona.
Total que me puedo pasar horas sentado en la terraza junto a D. Pipo –este simplemente dormita hasta el siguiente juego- lijas, pinturas, limas o maquina al uso, garabateando sobre “la cosa” hasta obtener lo que se supone pretendo. El día de hoy ha deparado un trébol labrado y pintado sobre lo que antes era una piedra deforme y una tortuga a medio terminar y, quien sabe, igual así para siempre.
Dicho sea de paso, a este mismo “hobby” se está sumando mi hija María, no se si por aburrimiento –por aquello de acelerar los días que aún le restan hasta el regreso a su Gran Canaria- o porque realmente le está gustando eso de labrarse sus propios recuerdos. Sea como fuere, entre estas labores, algún baño en la playa antes referida, un buen almuerzo y unos ratos de cháchara, van pasando los días, sin prisas pero, sin pausa. Que gozada, tu...!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario