...cerrado por dolor

Llevo unos días que no me atrevo ni siquiera a “entrar” en el blog, en mi sala de partos, hasta ahora tan útil para tantas cosas y tantos casos. Pero no puedo evitar romper a llorar como un niño al ver la fotografía del, hasta hacer pocos días, mi compañero, D. Pipo.

No creo que el cierre sea definitivo pues seguro surgirán muchos casos y cosas que contar, muchas anécdotas que compartir e incluso mucho que criticar, avisar y plasmar con mis letrerías. Pero por ahora, ya tengo bastante con tener que abrir la puerta de la casa en cada regreso, levantarme cada mañana o simplemente caminar por esta casa esperando que todo esto no haya sido mas que una dura pesadilla y en cualquier momento aparecerá dando sus brutales saltos de bienvenida, exigiendo caricias, dando vueltas hasta tumbarse o refunfuñando hasta lograr cuanto quería.

Dios mío, cuanto le echo de menos...