Recordaba esta tarde que de niño reconocía la cercanía de las fiestas (y las vacaciones) por los aromas de la cocina de casa y el ajetreo de mi madre poniendo al día sus “herramientas”, comprobando la despensa o reponiendo ingredientes. Uno de esos, avisando la llegada o proximidad de las navidades, eran unas bolitas de anís de colores, diminutas casi tanto como la cabeza de un alfiler, con las que daba el último toque a las confituras propias de las fechas, Los Pestiños.
Ahora soy yo quién rebusca entre cajas, cajones y “el tiestero” para poner al día recetas, útiles y herramientas o localizarlas entre las pocas tiendas que aún quedan donde encuentras de todo o, incluso, entre tanta cosa te puedes llegar a perder. Esto último es uno de los alicientes para recrearte entre tanto cachivache, tratos, tiesto o cosa, por unos momentos con poderes para viajar al pasado entre recuerdos y anécdotas.
Cuando tenga una buena remesa de estos Pestiños y según los cate, dejaré colgada por aquí la receta y una fotografía como prueba...Hasta entonces, todos para mi!!
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