...”Puedo prometer y prometo...”, -decía a D. Adolfo Suárez-... Ahora, pueden jurar, perjurar e incluso prometer por “El Niño Jesús” mientras cruzan dedos, brazos y piernas. El gustazo al llegar a sus respectivas sedes y descojonarse a mandíbula batiente de las cosas que dicen, mientras estudian los actos celebrados con sus “equipos de asesores y responsables de campaña”, repasando gestos, tonos de voz, miradas, “discursos” y “mensajes”.
Después de todo, para cambiar cuanto se pueda cambiar, lo mejor es mojarse en su mismo charco y jugar a su mismo juego, acabando por utilizar sus mismas herramientas, mentiras y estrategias para, si al final te acuerdas de tu objetivo inicial, barrer la casa desde dentro y, “por la similitud” -solo por eso- limpiar el Templo... del Pueblo -que bonito-.
Pero, después de todo, para cambiar cuanto se pueda cambiar, lo mejor es... Que lo haga otro y que para quejarse ya estoy yo!!
Ansina, la única opción que nos queda es cumplir con el derecho a votar –...que no les podemos botar- y la obligación de hacerlo, aunque sea con papeleta en blanco. Aunque sea para poder quejarnos...!!
1 comentario:
Ay!!
¿Cuántos años más más de elecciones y decepciones nos esperan?
Por mi parte, seguiré usando mi derecho a voto como grito no escuchado de queja.
Saludos.
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