Que por doler, me duele hasta el aliento | ParidasMentales Que por doler, me duele hasta el aliento: ParidasMentales ParidasMentales: Que por doler, me duele hasta el aliento

26.9.12

Que por doler, me duele hasta el aliento

Me permito parafrasear al poeta, para iniciar esta nota con la que solo intento descargar estas dos horas de dolor intenso en el pecho, sin que se trate de males fisiológicos y si, seguro por un dolor sentido, sin saber muy bien la causa.

No se cuando, ni me importe el como e imagino el porqué, después de conocer la noticia de la muerte de D. Antonio Vázquez, al que conocían algun@s como el "Mendigo de los perritos", no he podido evitarlo y he comenzado a llorar como hacia tiempo no lloraba ni por mi propia suerte. Y para empeorar mi rabia, solo recordar nuestro último encuentro, el siempre acompañado de su amigo, mas delgado que nunca y, sin embargo con una sonrisa que ni yo mismo soy capaz de repetir, ni por agradar a mas merecedor de ella. Con su parloteo rápido, a la puerta del supermercado de siempre, "er de tardes...", ávido siempre de una respuesta a sus palabras, aunque fuera mientras acercaba su bolsa de monedas,, casi siempre medio vacía... "que si la ven cargá igual ni me miran o algún chava me lo roba... que la cosa está mu mal...." Mientras yo procuraba servirme de mis miserables monedas para sentirme mejor conmigo mismo... que vergüenza!

Nada peor que perder a un amigo al que ni si quiera conocía. Al que solo ves día a día, acompañado de sus propios amigos, mas humanos y fieles que cuantos con nos cruzamos con el para solo dedicarle alguna mirada de reproche, algún comentario fuera de tono o, como era mi caso, mas de un palabra de ánimo y alguna que otra ayuda, ridícula ayuda, con la que e´se conformaba y siempre, agradecía sincero.  Nada peor que saberte perdido en medio de una nada repleta de tanta gente, de tanto cacho de carne caminando rutinarios de un lado para otro, sin detenerte si quiera a mirar al cielo de tarde en tarde. Observar a los que te rodean e incluso intentar dedicarles una sonrisa o sorprenderles con un "buen día", recibiendo como poco y con suerte alguna de esas miradas de extrañeza mientras seguro se preguntan quién será ese. Nada peor que comprobar la desgracia ajena y saberte tan cercano a esa misma suerte, que hasta el pecho parece reventar en un repentino golpeteo, con los latidos de tu propio corazón, quizás a modo de aviso y regresar a donde quieras te encuentres, aunque nunca tan lejos como deseas.

D. Antonio, seguro, que esté donde quiera que esté, muchos nos acordamos de usted y siempre lamentaremos no haber sabido, quizás querido, acercarnos para conocerle y, a pesar de las penas de cada uno, haberle tendido algo mas que unas simples y miserables monedas...

Descanse en Paz y hasta siempre!

Registrado en Safe Creative

No hay comentarios: