Anoche, mientras seguía las noticias, primero por radio y, ante el asombro por uno de los titulares, luego pasándome a la "caja tonta", en la que vociferaban sobre el índice de la pobreza en España y el aumento de la pobreza en nuestro país, pobre tierra nuestra. Tras oír los datos, las estadísticas, las cifras y baremos, los datos en general sobre que nos clasifica a los españoles como pobres, no pude por menos que saltar del asiento y, con un pellizco en el estómago, me puse a calcular, -poco, que no son tantos números los míos-. Sumas, restas, porcentajes, divisiones y resultados que volvía a repetir, que nunca se sabe donde se puede ir el error. Y al final, ni repitiendo las operaciones usando el sistema métrico ingles -para los mas cortos, broma-, pude cambiar los resultados y, peor, las conclusiones.
Mi hija, María, y yo mismo, somos una de esas familias españolas bajo, muy bajo, el umbral de la pobreza! -Para llorar-
Acojonante, asombroso, lastimero y toda una patada en la boca del estómago que te arranca de un zarpazo toda posibilidad de salirte de un círculo amargo en el que te vas ahogando con la soga que te sujeta al centro, según te acercas a ese punto que aunque se antoja mas el fondo, aún puede ser peor. Algo así como los animales de trillando mientras atados al centro del espacio, van dando vueltas, sin parar, hasta lograr arrancar y separar hasta el último grano. En mi caso, por muchas vueltas que vaya dando no soy capaz de lograr sacar cosa alguna y, como te decía antes, todavía con la posibilidad de empeorar... aunque ya no tenemos puente donde al menos, salvar alguna que otra noche.
Jamás, nunca, ni en la peor de las situaciones posibles de las que pude imaginar antes de emprender el camino de regreso "a casa", pude dibujar un escenario tan patético como en el que ahora me encuentro. Ni por asomo! Me veía, como último nudo en una soga donde asirme para salir adelante, trabajando donde hiciera falta y haciendo lo que hiciera falta, creía, antes de llegar justo a este desolador paraje en el que me encuentro. Te lo juro por mi vida, compañer@ de Paridas, compañer@!
Pero llegados a este punto y, dado que no hay otra forma de luchar que sacando las armas -aunque creo que las vendí- aprovecho estas líneas para, llegados el momento de tomar medidas extremas, pondré en venta lo poco que me queda, creo, y desarmar cajas para rebuscar cuanto de valor pueda resultar interesante para sacarnos unos euros para aguantar unos días. Bolígrafos, plumas estilográficas, una bici de carreras, una PlayStation2, una cámara de vídeo para cintas minis, una cámara fotográfica, una pantalla de ordenador, una impresora, una máquina de escribir antigua, un equipo de música, un plato de discos, un escaner, algunos trajes de chaqueta, algunas herramientas y máquinas, mis escritos, poesías, un riñón, médula espinal -estos dos últimos son broma, eso lo doy gratis-. En fin, mogollón de cosas que seguro al final no son mas que recuerdos que pesan igual que una piedra en una mochila vacía de lo esencial.
Próximamente, iré colgando las imágenes con los objetos, los precios y condiciones. Estate atent@ que ya sabes, como me dijo la propietaria de una vivienda, en necesidades ajenas reside el beneficio para el que puede, quiere y tiene!
Registrado en Safe Creative
Mi hija, María, y yo mismo, somos una de esas familias españolas bajo, muy bajo, el umbral de la pobreza! -Para llorar-
Acojonante, asombroso, lastimero y toda una patada en la boca del estómago que te arranca de un zarpazo toda posibilidad de salirte de un círculo amargo en el que te vas ahogando con la soga que te sujeta al centro, según te acercas a ese punto que aunque se antoja mas el fondo, aún puede ser peor. Algo así como los animales de trillando mientras atados al centro del espacio, van dando vueltas, sin parar, hasta lograr arrancar y separar hasta el último grano. En mi caso, por muchas vueltas que vaya dando no soy capaz de lograr sacar cosa alguna y, como te decía antes, todavía con la posibilidad de empeorar... aunque ya no tenemos puente donde al menos, salvar alguna que otra noche.
Jamás, nunca, ni en la peor de las situaciones posibles de las que pude imaginar antes de emprender el camino de regreso "a casa", pude dibujar un escenario tan patético como en el que ahora me encuentro. Ni por asomo! Me veía, como último nudo en una soga donde asirme para salir adelante, trabajando donde hiciera falta y haciendo lo que hiciera falta, creía, antes de llegar justo a este desolador paraje en el que me encuentro. Te lo juro por mi vida, compañer@ de Paridas, compañer@!
Pero llegados a este punto y, dado que no hay otra forma de luchar que sacando las armas -aunque creo que las vendí- aprovecho estas líneas para, llegados el momento de tomar medidas extremas, pondré en venta lo poco que me queda, creo, y desarmar cajas para rebuscar cuanto de valor pueda resultar interesante para sacarnos unos euros para aguantar unos días. Bolígrafos, plumas estilográficas, una bici de carreras, una PlayStation2, una cámara de vídeo para cintas minis, una cámara fotográfica, una pantalla de ordenador, una impresora, una máquina de escribir antigua, un equipo de música, un plato de discos, un escaner, algunos trajes de chaqueta, algunas herramientas y máquinas, mis escritos, poesías, un riñón, médula espinal -estos dos últimos son broma, eso lo doy gratis-. En fin, mogollón de cosas que seguro al final no son mas que recuerdos que pesan igual que una piedra en una mochila vacía de lo esencial.
Próximamente, iré colgando las imágenes con los objetos, los precios y condiciones. Estate atent@ que ya sabes, como me dijo la propietaria de una vivienda, en necesidades ajenas reside el beneficio para el que puede, quiere y tiene!
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