En muchas ocasiones, cuando hablaba con mi Madre, entre bromas y la      seriedad "que solo ella sabía dar a nuestras chacharas", bien por un      problema en el trabajo, por alguna incidencia en la cosa personal o      familiar, casi siempre acababa el tema con una sentencia de las que      asustan. Mas aún viniendo de una madre y toda la sabiduría que      implica precisamente ser tu madre, quién mejor te conoce y es capaz      de animarte con un cachete o arruinarte el día con "una coña". Dicho      sea de paso, la mía era de esas, pero con la gracia socarrona de una      andaluza con mas gracia que una sesión parlamentaria de control al      gobierno actual... pero sin mentiras!
Pues eso! 
En mas de una ocasión, ante una buena taza de café y un trozo de      tortilla de patatas,-sobras de la noche anterior y de los mejores        desayunos, con hambre!!- era mi mejor consejera, aconsejadora      y silenciosa testigo de los muchos y muchísimos tropezones que he      ido dando contra la misma piedra -la vida misma- disfrazada      de otras tantas piedras de distintos tamaños, tipos, colores o      calidades, pero piedras al fin y al cabo. En esos momentos, en los      que parece que el Cielo se confabula con el mismísimo infierno,      acaso para ponernos las cosas algo más difíciles para valorarlas mas      o disfrutemos mejor cada uno de los objetivos logrados, momentos o      ratitos prestados, justo en esos, lo que casi siempre me apetecía      era compartirlo, -a veces una excusa para reirnos un rato- e      incluso, gracias a la conversación, ser capaz de vislumbrar la      solución. -Nunca había pensado si igual se debía a la mezcla del        cafe y el cacho de tortilla-.
Lo que si recuerdo aún, son aquellas sentencias, con su semblante      serio, mientras guardaba el pañuelo del día en el bolsillo de su      bata, me recordaba muchas de sus experiencias, lejos de su marido,      al cargo ella solsa de tras niños "y Pepe" -que era mucho Pepe-.      Los buenos y los malos momentos, ya difuminados entre los mejores      días de aquellos tiempos...
"Recuerda que Dios aprieta pero, no ahoga"... "Nunca pierdas la fe y      la seguridad que tras la tormenta siempre sale el sol"..., "Cuando      una puerta se cierre, seguro Dios te mostrará una ventana" -de tarde      en tarde me soltaba algna otra frase recien cocinada y, tras esa      nueva receta, soltaba una risotada mientras saboreaba el último      mordisco de aquella tortilla de patatas, bien fría!
En estos tiempos que nos tocan, -a unos la chepa, a otros el        hombro y a unos tantos, los coj...nes-, reconozco que, cansado      de intentarlo casi todo por recuperar algo del pundonor, del      orgullo, por poder levantar la mirada del suelo, cansado...  los      recuerdos de aquellos desayunos, me devuelven su voz casi resonando      de nuevo mientras agradezco que ella, Mi Madre, no pueda ser testigo      de estas puertas cerradas -la última, haber sido excluido de la        selección de personal para la bolsa de trabajo de la AEMET, el        anterior a este portazo, haber sido excluido de la selección de        personal para contratos de tres meses dentro de un plan contra la        exclusión social y anterior a este, seguir sin respuesta        de la bolsa de empleo lanzada en su día por Correos que ya, ni        siquiera responde a mis quejas...oposiciones aprobadas y sin        plaza, curriculum´s tirados por la Red o, algunas ventanas, eso        si, como contratos de pocos días-.
Mare lo que daría por una de esas sentadas frente a una buena taza      de café, un trozo de tu tortilla y esas risas contigo!
PD: Pipi, de veras que lo siento. Ya sabes TK!
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