Músicas como vehículo
Esta misma mañana, hace un na de nada de tiempo, de repente, sin saber de donde, he comenzado a oír, no muy lejana, una de las canciones que fueron, hace siglos, sintonía de mi propia historia
El autor, el gran Francisco Cespedes que, como casi todo lo bueno, llegó, venció y desapareció dejándonos un reguero de sintonías, sentires y sentimientos que, en muchos casos, ni siquiera sabíamos eramos capaces de sentir y, que a estas alturas de esta mi propia historia, casi son mas sentidas en que aquellos otros días lejanos
Días de dejadez, de tensión, de sentimientos encontrados y rabias, muchas, contenidas que aún hoy, no acaban de calmarse desde el interior de mi memoria. Menos mal que solo de tarde en tarde, de muy tarde en mucho tarde, son capaces de aflorar, siempre gracias o por culpa de estos pinchazos al corazón de la mamo de un aroma, una voz, una frase, una sintonía, una canción. De un puñado de recuerdos a lomos de todos esos estímulos, que llegan exigiendo su espacio en, por lo general, el peor momento, en la peor de las circunstancias
Dias tan lejanos como ese justo momento en el que descubres que siguen vivos y no tan ocultos. Dias en los que romper y romperse eran sinónimos y consecutivos. Dias de recuerdos ya olvidados pero con el resquemor de saberlos, saber que existieron, que fueron y estuvieron. Dias de felicidad ausente, de responsabilidades inventadas y muy pocos momentos, instantes de recreo, siempre con ella a mi lado o cerquita, "Mi María" que decía mi padre
Gracias Don Francisco, aunque sea por permanecer y ayudarme a viajar a aquellos otros días, a pesar de todo.
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