Pues, una semana más, hemos llegado al mejor día de los cinco laborales abriendo las puertas a días de descanso, relajo o cuando menos, días que no nos subyugan a otra obligación que no sea evitar el aburrimiento y la cotidianidad.
Nada mejor que abandonar el puesto de trabajo, ya sea tras una mesa o sobre el andamio, y acudir con los compañeros “al bareto” donde bendecir este día con unas cañas y tapas armonizadas entre las anécdotas y chascarrillos de los días pasados, que siempre salimos huyendo del trabajo para seguir hablando del mismo trabajo, quizás con el ánimo de exorcizar los malos recuerdos para afrontar una nueva semana tras dos días de perdón.
Acojamos a este bendito día, San Viernes, excluido del santoral y celebremos la procesión del fin de semana en su honor con la esperanza puestas en su seguro regreso tras otros seis días.
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