Entre todos la mataron y ella sola se muri ó !

Que digo yo que esta España nuestra tiene que estar hasta los mismísimos Pirineos del la bronca que tienen montada entre los unos y los otros, ya catalanes, vascos, gallegos o andaluces, por nombrar a algunos que antes llamábamos simplemente españoles. Cuanto tiene que acordares esta piel de toro de Isabel y Fernando y aquellos tiempos en los que el único quebradero de cabeza eran “los Infieles de Al Andalus” y el pesado aquel que quería llegar a las Indias por una nueva ruta marítima.

Que digo yo, naturalmente como ciudadano del montón más preocupado por mis problemas cotidianos, que sería más sencillo acabar con tanta bronca y juego sucio si le damos a cada uno lo que pide y que les den mucho por donde decidan recibir. Que si los vascos –y vascas, claro está- quieren su independencia, pues que les den por la independencia incluso con fronteras si así lo desean. Seguro que, tras no muchos lustros, nuestros descendientes podrán estudiar los restos de aquella sociedad y, quien sabe si incluso, aprender algo para que la historia no se repita una vez desaparecido ese Rh tan negativo. Que si los catalanes deciden eliminar de su lengua el término español, pues con su “pan tomaca” se lo coman y adiós muy buenas, aunque siempre nos quedarán los chistes sobre su tacañería y el recuerdo histórico de las Olimpiadas de Barcelona. Además sin cava nos queda el vino espumoso, la sidra e incluso el champaña. Después de todo quien necesita el miedo continuo por el próximo atentado o la vergüenza ajena ante tanta locura y tanta reivindicación amparada en el manejo de unos menos sobre el silencio de la mayoría.

En estos tiempos en los que no son necesarias fronteras que cruzar ni carreteras por donde cruzarlas, pues que les den por donde quieran y nos dejen, al resto de españolitos, como dice la canción “... Gente que sólo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz”.