Solo con mi soledad

Aprovechando estas hora de la madrugada en las que difícilmente puedes hacer otra cosa que no sea pensar, soñar o recordar, sin peligro de perder otra cosa que no sea el sueño, me he perdido entre mis recuerdos, tantos recuerdos que no alcanzo a datar o distinguir si estaba o dejaba de estar aquí o allí, con esta o con aquella, pero siempre con imágenes familiares, cercanas, entrañables, queridas en cualquier caso, entre estas cuatro paredes y en compañía de mi soledad.

Recordando navidades pasadas y los sueños de entonces para estos presentes que quizás no se han hecho realidad. Un amor para siempre, un vicio que no has abandonado, un objetivo no alcanzado, un amigo perdido, un deseo olvidado, una meta sin comenzar carrera alguna. Aquellos que sabíamos estarían siempre y ya no están, esos otros que decían estar y marcharon, esos caminos dejados de caminar, esos ánimos perdidos o esas voluntades quebradas. Pero sobre todo lo que mas me ha dolido ha sido el abrazo no estrechado, la mano perdida, el beso no besado, la palabra no dicha, la lágrima que nunca me hizo sentir mas vivo por tantos y tanto muerto. Sentimientos no sentidos, sentidos perdidos, perdidos y no buscados, gritos ahogados, risas calladas, penas simuladas o palabras no dichas.

Al final solo me duele aquello que deje de hacer porque se suponía no debía decir, hacer o sentir por mi condición situación o estatus. Y por todo esto mismo, si has leído hasta aquí permíteme un consejo y así evitarte una cicatriz en tu corazón. Nunca, jamás, dejes de hacer, decir o sentir aquello que tengas ganas de hacer, decir o sentir, simplemente busca la forma para que eso que tu necesitas en ese momento no forme parte del mal recuerdo de quienes te importan, aunque peor es la frustración, al final amargura, de no haber sido capaz de hacerlo, sentirlo o dicho... Más que un consejo es el resumen de una experiencia, tómala o déjala... Tu verás, en tu obra, tú eres tu protagonista!