Me ahoga tanta libertad | ParidasMentales Me ahoga tanta libertad: ParidasMentales ParidasMentales: Me ahoga tanta libertad

14.1.07

Me ahoga tanta libertad

Hoy nada mas abrir los ojos me he topado casi rozando mi nariz con el morro de Pipo, el ahora mi ser de compañía o quizás quien me ha adoptado. (Foto al margen superior) Y tras superar el primer momento de sorpresa nada mejor que un buen lametón perruno, manteniendo las formas hasta que mi reacción y sonrisa o no le da la señal para comenzar su baile de sambito dando saltos de un sitio a otro, que mas parece un perro con complejo de canguro. De cualquier forma es una alegría recibir muestras de cariño nada mas abrir los ojos y sobre todo si son desinteresadas y todo lo sinceras que pueden ser las de este ser cachondo, sin esperar nada mas a cambio que una sonrisa, dos pases de mano por el lomo y que le tire la pelota de turno, eso si, con cuidado pues es como un elefante en una cacharrería.

Tras los minutos de juegos y ya con los jugos en la garganta, antes de encender el primer cigarro (asco de vicio este), he dado un paseo por la casa y menos mal que es pequeña, con la esperanza de tropezarme con quienes hasta ahora han compartido algún momento entre estas cuatro paredes. Quizás con la esperanza de que todo cuanto ha ocurrido hasta ahora desde no se cuando, no ha sido mas que el sueño del sábado por la noche y, ahora, ya con la luz que todo lo descubre, comprobar que todo sigue igual que entonces. Pero no, solo he encontrado a Pipo en cada habitación, que a veces parece tengo mas de un perro por lo nervioso que es, casi adelantándose a si mismo, y por lo demás, las habitaciones vacías.

Mi hija con su madre, incapaz de perdonar y siempre con la última novedad como objetivo. Lola, lolita, a saber donde estarás y cuanto me acuerdo de ti por mucho que he intentado borrarte de mi memoria. Por lo demás, pues todo sigue mas o menos igual y esto casi se me antoja una estación de paso por la que hace tiempo no pasa tren alguno a ninguna parte pero aún abierta por mi cabezonería que algún día volverá a la vida, quizás despidiendo mi último tren, conmigo a bordo y la libertad de elegir sobre la marcha donde voy. Claro está que viajar merece la pena cuando compartes paisajes, historias y kilómetros que sumar a la experiencia de la vida. De esta forma, casi forzando el viaje, casi me ahoga tanta libertad... Coño con Pipo, casi se come hasta la maleta!

No hay comentarios: