He pasado todo el día “del tingo al tango”, que dicen por estos lares, para acabar a estas horas de la noche francamente agotado, aunque aún con fuerzas para continuar “haciendo paquetes de pasado”, cajas de libros reseleccionados, bolsas de ropas y no se cuantos paseos cargando desperdicios de aquel pasado ya tan pasado.
Menos mal que solo me restan algunas estanterías de cosas varias, desmontar los pocos muebles que me llevaré, los equipos informáticos, la recogida de la habitación de María (a esto le temo especialmente) y, por último, disponer la retirada al vertedero o “punto verde” de esos otros muebles, útiles y demás enseres ahora inútiles.
Aún, entre caja y caja, me paro y recuerdo el primer día de mi llegada a esta casa, la primera comida sentado sobre unos cojines en el duro suelo mientras veía no se que programa en un aparato prestado de televisión, sobre una caja de cartón. De eso hace solo tres años y poco. Meras motas de polvo entre tanta caja, bolsa y cajón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario