Los días pasan apacibles, calmados, serenos... Ya desde el amanecer apetece respirar profundamente mientras saboreo el primer café sentado oyendo la radio y acariciando a D. Pipo mientras se espabila de su largo descanso de toda una noche, sin sobresaltos, en espera de su paseo matutino entre tantos nuevos olores y rastros recientes. Las horas pasan sin tan siquiera arañar el ánimo y las ganas de sudar el reloj, mientras a D. Pipo y “ar menda” solo nos preocupa no perdernos entre tanta contemplación y no retrasarnos demasiado en la visita al abuelo, la ronda por el Puerto –tras disfrutar de un buen paseo por la carretera- y, en todo caso, aprovechar cada momento al máximo, cada latido a tope, desgranando y exprimiendo hasta cada milésima de segundo.
Gracias al Cielo, ahora podemos gozar hasta del vuelo de las moscas sin perder mas tiempo que los ayeres pasados, con los pies muy en este ahora, sin tan siquiera imaginarnos en mañana alguno.
Gracias y mil veces Gracias!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario