Que digo yo que algo habrá pasado en este pueblo, para que hasta sus gentes hayan cambiado tanto. Naturalmente los años pasan, las cosas cambian, suponiendo que simplemente evolucionamos en todos los aspectos de la cotidianidad, entorno, costumbres, normas, etc. Joder, pero aquí han involucionado. Vamos que ahora no los reconocería ni la madre que los parió entre tanto “chulo de pega motorizado”, tanto “falso señorito” y tanta “shosho loco”, entre ordinaria y vulgar desde las uñas de los pies hasta la coronilla –en algún caso falta de ducha-, solo resta la “falsa prestanza” de los de siempre”, portadores solo de apellidos simbólicos de los que han vendido hasta las letras, una a una.
Y eso por no hablar del entorno o el urbanismo. Que manda güevos como un paraje paradisíaco se ha podido transformar en ladrillo puro y duro para negocio de unos pocos y vergüenza de la mayoría, quienes insisten en echar balones fuera o arremeter contra los gobernantes locales, aireando los muchos supuestos o presuntos carterazos y enriquecimientos de un día para otro a costa de tanto cemento y, eso seguro, a costa de la vergüenza y la identidad de un pueblo ahora sin norte, rumbo, memoria ni honor. Lo único cierto y demostrable es que un centro urbano se muere entre el capricho de unos pocos, la desidia de la mayoría y la falta de iniciativas de todo tipo. Coño, que hasta los bares de siempre, los de roña pero con un taperio de gloria, ahora se han disfrazado de nuevos, entre las malas caras de algún camarero y el tomate de bote, las albóndigas congeladas, los “picos” pasados y, eso si, unos precios sin razón.
Auque no todo es negativo, las calles siguen manteniendo el mismo callejero y entre unas y otras esquinas resurgen de las sombras de estos días algunos baretos de los de siempre, donde poder tomar unas cañas, tener una buena chachara insustancial o disfrutar de los más típicos platos entre el tipismo de siempre. “Casa Joaquín, la Boutique del Caracol”, “La Perdiz”, “Bar Manolo”, “El Vega”, “La Luna”, “Blanco y Negro”, “El Castillito” o “La Ponderosa” o “La Rivera”, sitios varios y tan distintos por su contenido como idénticos, por su continente e identidad.
Que Dios guarde a este Pueblo y “La Milagros” despiertes a sus gentes. Y de estos, de sus gentes, sus gentuzas y gentío bajo el mismo gentilicio te hablaré en otro momento con más ganas y más tiempo.
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