Me dicen...

Me dicen que “no es pa tanto” esto del cambio de este pueblo y sus gentes, que en todo caso esa involución ha sido provocada por la falta de referencias culturales y morales, el exceso de confianza en la nada y el “presunto” manejo desproporcional que los políticos locales han hecho de los bienes de la mayoría en su propio beneficio.

Luego me enumeran una serie de motivos, que no razones, de “la inundación ladrillera” desde la costa hasta los mismos límites del “campo santo”, invadiendo pinares, marismas, dunas y antiguos cauces, dejados llevar, los propietarios, ahogados entre sus tierras que algo de vida les han devuelto “gracias” a los nuevos tiempos y por culpa de estos mismos días entre las necesidades prioritarias –por aquello de comer-, y ya puestos, demostrar “el poderio” con señales tan absurdas como la marca del coche o disfrazarse con lo último de a moda –generalmente sin gusto ni estilo-.

Por último, me cuentan de la locura del pueblo, callejero en mano, casi demostrando el porqué de la dejadez de unas zonas y barrios en detrimento de otras nuevas zonas, ahora igualmente abandonadas y dejadas de la mano de las termitas de la droga, la prostitución y “los de siempre”. Terminan reseñando que los propietarios, los de siempre, ahora ganan más cerrando las casa de vecinos por las bajas rentas y por antiguas imposibles de actualizar, por lo que dejan cerradas esas fincas –joyas- hasta que se ahogan entre mohos, humedades y ratas y sucumbiendo entre sus propios muros. A esto el ayuntamiento se limita a enviar “las maquinas” cuando son requeridas y sumar un nuevo solar al plan general, por cierto no aprobado desde hace no se cuantos años.

Así pues, resumo y recojo estas “¿razones?” esgrimidas, eso si, con la pasión de uno de los de siempre que al menos en su favor puede decir que nunca se marcho de su pueblo... No como otros... Hoy seguro hará más caló!