Pues ya estamos de pleno en el nuevo año tras una noche movidita y repleta de entrantes, platos, postres, bebida y, por primera vez en mi vida, sin uvas ni cualquiera otra “tradición” -que ahora entiendo mas como leyendas urbanas y efectos secundarios de la publicidad y el marketing-. Ansina que, mientras el resto de comensales se esforzaba por tragar hasta la doceava parte de sus bolsitas, propiamente decoradas, yo me limitaba a esperar, copa en mano, despidiendo al 31 de diciembre con algunos recuerdos y, finalizado el trámite, brindar por el nuevo año.
Lo que no me quise perder fue esa otra y deliciosa “tradición” de besar sus labios callando el tropeciento deseo de felicidad y un feliz año nuevo...Y que beso, que labios, que abrazo, que...comienzo de año.
De todo aquello solo queda la prueba amarga de esta medio resaca, el frío aún en los huesos y la satisfacción de recibir un año mas en compañía Ella, de mi hija María, entre algunos conocidos e incluso una velada digna del caso y la cosa celebrada. Seguro que al despuntar un nuevo día, evaporado todo el alcohol, incluso podré tachar este primer día del nuevo enero de este 2008.
Felices doce nuevos meses y mejor recuperación de la pasada jornada!!
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