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5.3.09

Pesadillas...

Esta semana se me está haciendo larga, muy larga, seguro de no olvidarla en mi vida por cuanto estoy aprendiendo con tanto tiempo para pensar entre mis "paseos de un lado para otro", entre caminos ya caminados esperando cuando menos una respuesta de las empresas donde ya he presentado mi curriculum, sin que tan siquiera me hayan dado una respuesta. Que no es tanto pedir recibir una respuesta en cualquier sentido. Cuando menos, saber que tanto papel impreso no acabará en la basura de la mano de algún responsable demasiado ocupado para leer tanto papel, seguro ya releído de otros tantos de los muchos que nos cruzamos casi con la misma cara de desesperación y demasiado ensimismados para ni tan siquiera saludarnos de un día a otro.

Todo esta experiencia se me antoja como una pesadilla de la que no consigo salir ni tan siquiera tiritando en medio de estos días de lluvia, calado hasta los huesos y sin poder regresar a casa sin intentarlo una y otra vez, hasta sentir los dedos arrugados mientras me sacudo el agua de la cara, deseando entrar en calor y temiendo que acaso por ese gesto, por ese deseo, sigas siendo "castigado", aumentando la condena en la misma pesadilla. Una locura que ya no sabes como puedes mitigarla, que mas puedes hacer, donde buscar, con quién hablar, a quién recurrir, si rezar, rogar, suplicar...

Para colmo, las pocos minutos, que ya por cansancio, caigo rendido se repite una y otra vez la misma pesadilla, caminando por no se que camino de no se que lugar, llevando solo lo puesto en medio de una nada con aroma a río, a sal y cuando me detengo para mirar hacia atrás, quizás para despedirme de no se que o de quién, me despierto sobresaltado y llorando como un niño asustado en medio de la oscuridad. Ni te cuento que ya casi prefiero seguir despierto por pánico a descubrir el final de ese sueño... Como te decía, una locura!

Mi madre, después de alguna de aquellas noches entre monstruos infantiles, siempre me decía "si cuentas tus pesadillas, las apartas de tus noches y de tus días"... Quizás por eso te la cuento. Aunque ahora que lo recuerdo, yo seguía con alguna que otra pesadilla y, en mas de una ocasión, después de extraviar sus tijeras de costura o perder algo por la casa -simplemente olvidaba donde lo había dejado- solía hacer un nudo en uno de los extremos de su pañuelo mientras recitaba en voz alta "San Cucufato, San Cucufato, mientras no lo encuentre, no te desato..." y aquello, tampoco le ayudaba a encontrar lo que había perdido, olvidando incluso el nudo que había hecho hasta el momento en el que volvía a utilizar el mismo pañuelo. Que cosas...

Para terminar, por ahora, te contaré que el otro día, mientras esperaba en una esquina "para entregar una de mis misivas", una buena mujer, anciana, de las de siempre, con su toquilla sobre la cabeza, su paso lento pero seguro, se me acercó para pedirme que le ayudara a cruzar bajando de la acera y, durante el corto paseo cruzando la calle,  me preguntó si esperaba a alguien -no me resulto cotilla y creo sabía la respuesta- o me podía ayudar en algo. Casi sin dejarme acabar, antes de soltar mi mano, me recordó con el tono de la veteranía de toda una vida vivida, "Dios aprieta, pero no ahoga" y sin mas, siguió su camino, lento, pero seguro.


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