Con su sonrisa, su ya mirada casi perdida hacia no sabíamos donde. Con "su permanente de peluquería", sus mejores galas y la mejor de sus expresiones a pesar de enfrentarse a lo incomodo de no saber posar, haciendo el esfuerzo por no mandarme a hacer puñ... Aquí estaba, junto a él, a mi padre, que parecía no poder dejar de mirarla, quizás intentando llegar hasta ella para traerla de vuelta a su lado.
Sabía que la tenía, pero no sabía donde, a pesar de llevarla en todo momento en mi mente, en mi recuerdo, a cada paso que sigo dando por este nuestro pueblo, nuestro Puerto, al que mil veces soñamos pasear juntos en estas mañanas de frío para buscar los churros de Lola, "...había que ver como gritaba aquella mujer -Lola, la churrera- mientras su marido intentaba desesperado salvar el puesto... Te acuerdas Juanito?" Me contaba mientras ella misma intentaba recordarlo esbozando una sonrisa por lograr tantos detalles, llegando seguro a sentir hasta el olor de aquel aceite mil veces refrito, frente a nuestro balcón de la casa de Los Leones, sobre "los Pepes".
Ella quizás llego aquí antes que yo. Quizás regreso a su Puerto antes que cualquiera de nosotros, sin tan siquiera darse cuenta que se venía sola, acompañada solo de fantasmas de un pasado que ya no existía ni siquiera en su mente, recreándolo con cada nuevo recuerdo. Ella, quizás, ya sabía que se iba sola, sin quererlo y sin poder evitarlo, a pesar de sus luchas por permanecer junto a nosotros, en su vida de siempre ya mejorando con la jubilación de mi padre, de su marido... Quién lo sabe.
Lo cierto es que por fin la encontré y, quizás por esos mismos nervios por el logro conseguido, pulse sobre la imagen de esa fotografía, ahora mía para siempre y, aún no se como, sobre uno de los villancicos de siempre, de los que solíamos cantar en aquellas navidades junto a ella, aquí y allí, con bienes o sin ellos, en buenos tiempos y los no tan buenos. Sabiendo a mi padre dando golpes de mar o sabiéndolo de camino a casa -Ella siempre intentaba darnos la sorpresa de su llegada, pero, inevitablemente, a pesar de nuestros pocos años, ya sabíamos que papá llegaba por sus nervios. Por su forma de intentar tenerlo todo al día, todo organizado, todo perfecto. Parecía la novia perfecta el día de la boda preparando desde las medias hasta el traje, su peinado y demás enseres propios para el momento-.
...La encontré y, al ampliarse esa imagen, comenzar a sonar a la par el villancico... No he podido evitarlo y, justo de ese momento, habiendo perdido ya el cuando, he comenzado irremediablemente a llorar como un niño, como hacía años que no lloraba. Desesperadamente, casi sin aliento, callado para no preocupar a María, mi hija... y no puedo parar!!
Siento como el corazón se me contrae con cada nuevo "rellanto", como el pecho parece reventar, como los ojos se me inundan de lágrimas que se abren paso sin permiso, rompiendo el sello impuesto de mis parpados... y no puedo parar!!
Cierro con mas fuerza los ojos, sin poder dejar de chorrear esas lágrimas, sin poder dejar de sentirme cada vez mas ajeno a todo cuanto ocurre en mi entorno, mientras ruego al Cielo comprenderlo y maldigo al infierno por llevarme a este momento... y sigo llorando, ya avergonzado de esta situación en medio de la soledad de mi habitación, escondiendo esta repentina sentimentalina enfermiza... y no puedo parar, sin tan siquiera atreverme a mirar la pantalla donde sigue Ella, Mi Madre, en aquel momento pasado y ya para siempre conmigo, aunque siga rebuscándola para encontrarla cada día, sin querer, en cada esquina de mi pueblo, de nuestro Puerto!!
...y no puedo parar!!
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