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14.9.21

Hace tanto que no se cuanto hace

 De nuevo la locur del cuerdo se cierne sobre mi todo yo. De nuevo la locura del dolor sin causa, se adueña de mi alma, de mi mente, de mi todo yo mismo, ahogando todo intento de gritar, de contar cuanto duele, sin saber muy bien que duele, donde duele, porque duele este raro dolor. Pero duele y ese dolor duele hasta casi mamar mi vida

En estas letrerías mías, siempre liosas, siempre liadas, enredando las ideas.

Sea como fuere, escriba como quiera que lo cuente, el resultado es el mismo, el dolor creciente y la desazón, como sal en una herida, dejándose notar... Te echo tanto de menos que no sabria como expresarlo, que no se como contarlo ni como lograr apaciguar el dolor de tu ausencia

Así que, de tarde en tarde, a modo de soledad en medio de muchos, me endoso los cascos, apago la mirada e intento dejarme llevar por los recuerdos que aún recuerdo. Intento llegar a ti a través de aquellos días ya tan lejanos, tan pasado, tan casi olvidados. Tanto que, a veces dudo sobre la certeza o invención, para acabar conformándome y disfrutando cada uno de los bucles, sin preocuparme por otra cosa que fijarme en los detalles

Tu mirada, tu sonrisa, esa forma en la que se enreda tu pelo en torno al cuello, como los brazos de un bebe. Tus risas por tanto que digo, por tanto que hago, por hacerlo contigo. Nunca fui tan payaso como en aquellos días del absurdo momento de la payasada. Tu mirada, tus ojos, tus pestañas que tanto me gustaba acariciar con los labios, suave, lento, casi buscando la cosquilla de su roce. 

Y siempre, tanta felicidad, inventada o vivida, de repente me escupe de repente a este presente. Me expulsa de esos pocos momentos para acabar, de nuevo, dolorido, amargado y buscando el gollete de alguna botella con la que aliviar el dolor, la pena, mi amargura y el duro despertar. Aunque sin embargo, sigo sin recordar tu nombre.

Tu acabas, siempre, perdida en una neblina de dudas y, para colmo, cuando comienzo a ordenar un poco estas estanterías mías, un pinchando, irremediablemente me arranca de mi pelea entre la realidad, la verdad, el idilico mindo contigo, el placer de todas las sensaciones a las que me transportas de la mano, invitándome a seguirte entre juegos infantiles, juegos de abrazos y la promesa del beso, si logro alcanzarte

Hasta que ese pinchando, me roba de tu lado. Hasta que te pierdo, Hasta que me pierdo


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