A veces te puedes pasar toda una vida “tropezando” con gentes que no aportan nada a esa misma existencia permaneciendo en la memoria menos que su paso junto a ti. Otras, sin embargo, quizás por la casualidad –que diría Zurcamis- tenemos la fortuna de toparnos de frente con personas que incluso sin quererlo te devuelven la esperanza en nuestra especie y la ilusión por seguir dando tropiezos con cada piedra, sin perder la sensibilidad.
Seres humanos, personas, “amigos” virtuales fruto de esta nuestra nueva cultura de “relaciones parapetadas tras el teclado y nuestras pantallas” que nos protegen con la distancia y que, en contados casos, muy contados, lamentas que esta misma regla del juego, la distancia, te impida compartir en vivo unas risas, una velada cara a cara o un abrazo de consuelo ante la tristeza simulada tras tantas líneas de soledad.
Ella, tu, eres una de esos seres humanos enriqueciendo cada una de las palabras que te definen, persona y humana, tras tantas líneas ya compartidas por las que merece la pena arrojar la coraza, rendir las armas y prestar pleitesía, honores y admiración. Mereces cada uno de los buenos momentos que aún te depara esta o cualquier otra vida por vivir.
Paquita, gracias por tu amistad a pesar de tan aún pocos días y ya tantas horas de “chachara virtual”.
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