Tras escribir esa última nota y mientras rompía de nuevo en este mi llanto ya sin consuelo, mas quizás por rabia, otra vez la rabia, me he visto sorprendido por mi compañero de piso y camarada en esta soledad, Pipo, el Perro Pipo, quien con un salto limpio ha colocado sus patas sobre mis piernas, lanzándome un brutal lametón a la cara.
No se si pretendía secar mis lagrimas o simplemente sacarme de este trance, pero lo cierto es que ha logrado hacerme reír con ese lametón a modo de derechazo directo a la mejilla, para luego replegarse al suelo y posar sentado. Joder lo que no he conseguido ni con gestos lo hace el solo el muy jodio, mientras se queda mirándome girando la cabeza a modo de aviso ¡¡“a que te doy otro”!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario