Espero que sea cierto ese dicho tan socorrido y, cuando tantas puertas se me están cerrando, alguna otra este abriéndose por otro lado, que igual no alcanzo aún a ver. Francamente resulta desmoralizante tanto portazo en las narices, ya sea por localizar un cacho de techo en condiciones donde meternos Pipo y yo, por arreglar el tema del transporte para tanto trasto o simplemente cerrar el billete de regreso a casa.
Igual se trata de poner a prueba la paciencia del menda o acaso conocer las ganas reales de regresar al terruño, pero me lo están poniendo muy difícil.
Si a esto sumamos que Hacienda aún no me ha ingresado el importe correspondiente por devolución alguna del año 2005, las lógicas penurias del momento y que Pipo, mi fiel compañero y camarada en esta nuestra soledad, está medio pachucho, pues vaya racha que llevamos. Que digo yo que será por tanto jugueteo y tanto mordisquear lo que no debe, el malestar de Pipo, digo.
Abran esa puerta, coñooooooo...!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario